viernes, 29 de marzo de 2013

Sebastian Baez


Alternando, deviniendo, intercambiando  entre el zigzag emocional que dibuja un horizonte prometedor casi tanto como un trágico final, desde donde los pobres y los ricos se descosen a los bajo un mismo grito  de dolor, tanta hipócrita suposición que dibuja el final,  no nos da más fe que la de saber por fin que nos encontraremos perturbados, separados  evidentemente de nuestra propia experiencia placentera o tan hundidos en ella que no podemos ver lo que nos rodea por más que extendamos la cabeza por fuera del hoyo, como un respiro cósmico que se extiende día a día entre los ojos  de las convictas personalidades que nos mendigan un poco de nuestra satisfacción  inevitablemente costosa , en mucho de los casos nosotros somos también un mendigo mas.

Entre tanto y tanto la política vivencial se desdibuja en  miradas y posibilidades, juegos y conspiraciones, poderes y luchas alternando  entre la propiedad ajena y la de aquellos que con tanto desinterés parecemos formar la vasta región que estos bajo la tutela de algún símbolo sistemáticamente nos alimentan de esperanzas, presos y encadenados, nacionalizados y bautizados  somos mercenarios, esclavos entrenados para luchar y servir, en nombre de un símbolo inmaterial que responde todas nuestras preguntas materiales.

Descomponemos la racionalidad de las cosas a través del análisis crítico y fortuito del lenguaje que nos sirven en bandeja mediante el alimento informativo de cada día. Papeles que afianzan nuestra inmolación natural, dibujan el horizonte de nuestras expectativas, de un lado o del otro ni si quiera se puede considerar algo fuera de nuestro enemigo común, otra pata del mismo poder que vigila a  nuestras espaldas, expectante a nuestro error.

Ya estuvimos fuimos y volvimos a caer indeteniblemente en el mismo espiral, un túnel temporal dimensional y exploratorio que recorre nuestra inevitable secuencia, vivir es más o menos un juego ciberpunk, la cosa esta en que nos vamos moviendo siempre moviendo, hacia alguno de esos lugares, entre medio de uno de esos personajes, saltando por sobre alguna barrera que se dibuja entre nuestros horizontes y hundiéndonos hasta el fondo en cada oasis de satisfacción.

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