Sabores de
amor
Me pierdo en tifones de piel,
bamboleo
y agito mi materia oscilando
entre la carne ardiente
y cielos abiertos
a tus jardines
flotantes.
Me absorbe la inocencia.
El tenso falo
desgarra
célula por célula
la inmensidad latente.
Tras las cálidas mareas
circunnavegan
caravanas de dulces orgasmos.
Espesos océanos invaden la esencia.
El ardor se hace fuego,
el ritmo
nace y renace entre tus piernas,
ranitas de estanque
nocturno
que se retuercen y saltan,
empujan
suben y bajan…
…las cuerdas vocales
comienzan a desatarse,
saboreando el clítoris
que descansa en tus labios
oigo vibrar tu alma…
El aire es sucio,
el sabor ácido.
Mi pecho
demasiado pequeño,
estalla.
El mundo gira, se derrumba
oigo el temblor.
Busco el equilibrio
y descargas eléctricas
sacuden las extremidades que arquean los
pies.
Quiero correr al origen.
Quiero dormir en tu vientre.
Quiero morir bajo el amarillo de tus ojos
porque jugamos en mágicos parques,
bajo la luz del amor
nos ensuciamos.
Por suerte
nadie nos reta.
Aferrado en tus brazos
pierdo razones,
y entiendo.
Agustiniana 5
Entramos,
la luz se cortó, tal vez presagio,
tal vez
cábala de lo que no debe ser, o debió, o debiera.
Te hablé,
me contestaste, reímos. Me anime a mirarte.
Te
desnudé, floté, volé, quise hundirme en tus ojos, lástima que no hubiera agua,
sólo la
sequedad de sonrisas.
Café,
sorbos azucarados por la distancia, bar alma de tango.
Éramos
melodías y nuestras palabras interjecciones y suspiros,
las letras
mas hermosas,
Ferrer
reducido a poroto, Manzi un fulano y así sucesivamente.
Tu boca.
Yo evité mirar el reloj, la muerte,
sin
embargo en la blancura de tu rostro veo los segundos y las arruguitas que no
conocí,
las que te
besaron otros labios de los que me hablas como a la pasada.
Yo
prefiero olvidar. Reímos.
Al fin se
sienta la confusión a nuestra mesa, ansío esos segundos que no poseí, ansío esos
días tuyos
que se nos
fueron.
Ya sos
grande, lejana observo a la nena que fue muerte pintada de vida,
que fue
amor pintada de sol.
Te apuras a pagar, el tiempo, al fin supe que
existía.
El tiempo,
(ma’ que
física ni que mierda, esa tarde en la mesita del bar se olía tiempo,
se veía
tiempo). Me revelaste la fugacidad de la manera más desesperanzada.
Me hubiera
gustado que me pongas un nombre.
Salimos.
Nos
perdimos en la masa, inútil intentar demorarte como en el bar.
Un abrazo
en la parada del colectivo.
Una última
mirada, vos de espaldas.
Un
suspiro.
Artículo
Indeterminado
como ser
humano
patea una
lata de cerveza.
Los
poetas
Primero alejarse de las amistades
para no contaminar de
coloquiales guarangadas
claves, códigos,
colores locales dirán.
Resistir a la
política que interviene
a final de verso con
la pesadez
de un convenio
colectivo de trabajo
o las imágenes de la
militancia,
cúmulo de
cristalizaciones de un léxico poético
bien setenta
resignificado.
Hacer saltar la
sintaxis a la mierda
se hace jodido con
tanta vida
tanta primavera que
nos rodea.
poetas:
¿Alguien se pregunta
a qué hora
hay que salir a la
calle
para pescar una
idea
para hacerla
carne?
De la masonería de la
ciudad, de los inodoros altos
de eso hay que
escapar.
Y que decís de la
escuela
poeta,
de las ciruelas
normalistas subvencionadas
con sus problemas
mediáticos
y el plástico que
todo soporta para llegar victorioso
a principio de mes,
lubricado en vaselina.
Y ya que estamos
escapar
del manual escolar,
de las cursilerías de la pareja
el te amo, te
extraño, te espere
estoy afuera,
abrime!!, puta q te parió.
Habrá que esquivarle
a la paja inalámbrica
los libros a luz, el
tiempo a batería.
poetas
que se despegan del
mundo dejando un pie adentro
por si las
moscas
para encontrar el
estilo
valdría la
pena
de ser un
slogan
de respiración a
transistor
el lenguaje.
La vida
sonámbula
“Despabílate amor que el horror
amanece”
Mario Benedetti
El
viento ruge ondulaciones
se
filtra por la ventana
o
lo que queda de
ella.
Porque
últimamente
la
pantalla
es
la única ventana
y
cuando ya no entretiene
la
pobreza en el show de las 22 horas,
cuando la pobreza
con olor a
poxirrán
se
sigue inmolando en una plaza
y
el sillón se hace más cómodo
más mullidito, más
sagrado
con el silbido del
viento
y
la pobreza a control remoto,
es
un buen momento
para confiar los
sueños
en
el almohadón de plumas
plazo fijo de
pulsiones
nunca
materializadas.
La
aventura dicen
que es el trecho
del sillón a la
cama.
Aunque sea eso es lo que
queda.
Aunque sea esas son las
anécdotas
en
el día de oficina,
engranaje
medido.
Así se hace fácil olvidar los
sueños
donde no son
necesarios
porque el sueño,
el
enciclopédico sueño
nunca llega
soporífero
inasible
insensible
como el aroma del
café,
sospechamos que no
existe
es
sólo una treta
de
la rutina.
Lo
lamento Mario
parece que
el
amor no se despabila.
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