jueves, 22 de marzo de 2012

Valeria Pariso

Remedio casero para abandonar la soltería.



De todos los remedios

caseros que conozco

el de la soltería

es el más complicado.

Requiere que se unte

el cuerpo enteramente

con la tierra de Iruya.




Iruya queda en Salta

y es un pueblo de polvo

perdido donde el hombre

recobró la paciencia.

Tiene senos tan altos

que parecen montañas

y se escuchan amantes

gozando a media tarde.




Si está lejos de Salta,

tome un avión, un tero,

viaje usted como pueda

lo importante es que llegue.




Hecho esto, encremada

con el barro de Iruya

piense en todos los hombres

que no quiso mirar.




Mire a todos, de a poco

con los ojos de Iruya

que se acuesta a la tarde

con los senos tan altos

con los valles tan huecos

con gemidos de barro.




Recapacite, piense,

cuánto amor macerado

siempre hay alguien

que espera

un vecino, un amigo

el hermano de alguien

el padre de una amiga,

qué se yo, piense en algo.




Hecho esto, con calma

quítese todo el barro

sienta como la tierra

le penetra en la cara

cómo huele la piedra

cómo el poro conoce

lo esencial y se cierra

con el amor adentro.




Ahora salga, camine

tome un trago,

disfrute,

conozca a mucha gente

bese a todos.

La boca

no cuenta si no habla.

Bese nomás,

que nadie

se resiste en Iruya.



************



Cuando te miro con ganas.



Sobre mis párpados

tengo sentadas

dos gatas negras.

Te miran…

Cuando parpadeo

arquean sus colas

alzándolas como una falda.

Buscan con sus hociquitos

la humedad de tu boca

refriegan sus cuerpos

por tu sexo

haciendo un zigzag

entre tus piernas y el techo.




Luego vuelven

atorrantas

a esperar sobre mis ojos.

1 comentario:

Max dijo...

me gustó! muy lindo, che. saludos