sábado, 18 de diciembre de 2010

Juan Demian

Vamos a ganar la guerra

Vamos a perder la guerra.
No quiero un C3.
Ni un dpto en Belgrano.
Ni una mina con las tetas hechas.

Quiero vivir en la selva.
Con ese olor a pólvora del sueño.
De ser libres.

Con esa idea del mundo bastardeada.
Por una camiseta.

Quiero creer que aun existo.
Que mi transitar este mundo,
Esconde una meta.

Ya no quiero despertar mañana.
Y que el mundo me entristezca.

Y ver como en un corto,
Caminando por Corrientes.
Todas juntas las miserias.

Quiero invitar a todos esos pibes a una fiesta,
Donde sobre pizza de Las cuartetas.
Pero que nadie se las regale.
Y mucho menos esa gente paqueta.
Que vive enpaquetada.
En una nube de Armani.
Que da aroma a su existencia berreta.
Para acallar el hedor de su esencia putrefacta.
Su transitar sin alma.
Sin sueños.
Sin cometas


Del amor

Siempre que hablo del amor,
Hablo de uno que no existe.
Que no sentí
Ni en mi mas remota pesadilla..
Uno que me atrapa.
Y ya no me deja.
Se encapricha conmigo.
Y me lleva de viaje.

Y en los confines del alma,
Me dice bajito al oído.
Te quiero.

Te quiero,
Imperfecto,
Te quiero loco.
Te quiero etéreo.
Así te quiero.

Y quédate conmigo.
Porque ya no te dejo.

Y si queres volar libre.
Disfruta el viaje.
Pero volve siempre conmigo.
Que yo te espero.

Siempre que hablo del amor.
Me convierto
En un idiota importante.

DESIDIA

Todos se quedan quietos,
preservan la desidia.
Como si fuera un don.

Y los convirtiera en seres
de otra clase.

Como si la mediocridad,
al compartirse
se extinguiera.

En un mar de rituales
mundanos.

Hacemos la comida,
cogemos,
cagamos.

Y en esa vida,
nos evaporamos.
Sin dejar rastro.

Sin sentir,
sin vivir.
Sin amarnos.


ESCRIBA


A veces,
escribo para salvarme.
Otras, para suicidarme en versos.

Para sacarle el cuerpo a la nada.

Para hundirme en el misterio.
Para que me iluminen las palabras.
Ya que mis ojos están ciegos.
Y todo lo que ven, no creen.

Invitados al festín,
del fin sublime, perfecto
y transparente.

Han quedado estupefactos.
Tildados para siempre.

A veces, escribo para salvarme.
La mayoría de las veces.

No hay comentarios: