martes, 21 de septiembre de 2010

Pola - Santiago, Chile.

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Soy libre de ser fuego o ser agua
soy libre de ser aire o viento
soy libre de ser flor o ser musgo
soy libre de ser o de ser.


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Atesoré momentos mágicos que se quedarán guardados en el baúl del pasado,
quise ir contigo a tocar estrellas, llegué más pronto de lo que esperé al suelo de una vez.
Me miro al espejo y no concibo ser lo que veo,
no hay armonía entre yo y yo.
Se quebrarán mil y un cristales más,
reiré, cantaré, lloraré todo el mar que me queda por llorar.
El tiempo seguirá avanzando y seré más vieja,
y reiré más veces, y cantaré más veces (y más, y más, y más...).
Caeré tanto sea necesario, y volverá a temblarme la voz.
Soy un grano de arena en el desierto,
soy tan pequeña que me pierdo entre las sábanas,
pero...
creceré como ya he crecido...
y me los devoraré a todos.


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por qué buscar algo qe ya está perdido si puedo dejar que el tiempo avance y me deje marchitar... por qué buscar tu sonrisa en un nidal si te puedo dejar florecer como tú quieres...?


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canción+o-

Y llegó Pedro con su chaquetón café, cuando cruzó miradas con la joven damita, mientras, la música llenaba cada rincón de la antigua casa.
Quieren decir algunos que no había tal casa.
La niña sentada en su rincón, el suyo, el propio, escucha atenta todo el silencioso ruido que acontece a su alrededor.
Vio rodar una gruesa lágrima por la mejilla del pequeño hombrecito que cantaba folkclore. El hombrecito en tanto observaba pendiente las caras de quienes allí estaban, cuando divisó la sonrisa quebrada de la joven damita, y ésta a su vez, miró la cara que Pedro ponía al ver a la niña que bailaba incesante las melodías en su cabeza.
Había tanta complicidad entre los cuatro, que por mucho intentar los señores de alta alcurnia entrar en el juego, era trabajo inútil...
Cuando Inés, madre, esposa, musa y amante comenzó a escribir cuentos en su cabeza, llenaba los espacios con palabras que oía del hombrecito gris que cantaba folkclore, hablaba de la fuerza, de la rabia, del amor también. Inés toma del brazo a la pequeña niña, mira celosa a la damita, hace una señal a Pedro, quien se acerca y la besa en la boca.
El hombrecito entretanto, el amante efímero, termina de cantar su canción...


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Porque no importa lo que late,
porque no importa lo que siente,
sólo importaba lo que ya no es.
Las voces en mi cabeza han ganado,
las miradas ajenas ya no son las mías,
sólo buscaba la suya...pero será ya tarde.
Caerán estrellas del fondo del mar y habrá lluvia,
huracanes, tormentas y tormentos.
Laten como no latían, caen cuando nunca subieron.
El silencio me abraza, el mismo , se apodera de mi voz.
Luz del alba, llévame contigo cuando oscurezca.
Mariposa negra, llévame contigo cuando vueles.
Noche, déjame llenar de reflejos claros tus rincones.
Día, no ilumines, quédate donde estás.
La maleza y el sol, no son lo mismo?
Son venas, es negra la sangre.
Remordimiento, no lo sientes?
Te escudas en mí, pero no eres el único.
Los otros tratarán de aniquilarme,
pero yo sólo seguiré sonriendo.
Era adicta a ti, unicamente quiero terminar,
vanagloriar lo que nunca hubo.
No creas que es tan fácil,
las lágrimas corren por dentro (a veces por fuera también).
Erré, erré, erré, y volveré a equivocarme mil veces,
pero ni el pasado ni el futuro me importan.



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Contacto con la autora: nice.ow@hotmail.com

miércoles, 1 de septiembre de 2010

D.R. Mourelle



Hija que baila


Gotas de sal sobre la mujer
engendrada — más de una vez
por la mira de estos viejos

vestirse o no
desnudarse
o no
rasgar la trama que pudiera
tejer sobre la mesa
para girar a media ropa
devorante y más

manos estiradas
quieren arrastrar la oscuridad
hacia aquí :

cuarto de hotel sin salida
para no morir a la intemperie
temblor en los tejidos
de la mujer que los construye
y vacía

Apenas instinto
el humo frío repta
por mosaicos
hasta los muslos de lo oscuro
y deja ver entre viejos
un padre y una hija
para este cuadro de hogar

ingles blancas
hacia atrás
vestirse no

con el cansancio rechazado
esquivando la suma de los años
la acechan para procrear

entre luces rojas y azules
de violencia que se despide
los ojos graban un puente :

nadie lo imagina
las bocas medio abiertas
graciosas casi
en equilibrio sobre la libertad
del alcohol

Gracias — Señor — por esta hija

gracias por los pantalones
franela del invierno
por esta alegría de muslos
compartidos
sobre el mosaico
entibiado por el humo
fumador de doce memorias

Todos se estiran
iguales
viejos y jóvenes
padres posibles
para la mujer que engendra
más de una vez
vestida y entre arrugas


Pie de poema:
Fantasia della donna che balla, e del vecchio / che è suo padre e una volta l'aveva nel sangue / e l'ha fatta una notte, godendo in un letto, bel nudo. / [...] / Sembrano tutti suo padre i vecchietti entusiasti / e sono tutti, malfermi, un avanzo di corpo / che ha goduto altri corpi. [...] / [...] In silenzio / fuma il padre e l'attende che ritorni, vestita. / Tutti attendono, giovani e vecchi, e la fissano; / e ciascuno, bevendo da solo, ripenserà a lei. /// "Paternità"; Cesare Pavese


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Coro de sangre


Ametralla sin descuido
no deja hueco sin llenar
la interrupción no es su oficio :

busca la orilla blanca
infinitamente
próxima al vacío

Será padre
abuelo y más — incluso
sin saberlo

Como poste
cada bala define el paseo soberano
golpes regulares
alta precisión en las medidas
no deja ayer para mañana

Antepasado sin nombre
distribuirá su cotillón de tajos
salvo a su metralla imparable

No se acerca
somos demasiado mundo
para su tarde
cuando descansa y carga
otra ronda de cartuchos

Oculto en la escuela
lo hallará su descendencia
con un par de mariposas
nacidas
de su oído


Pie de poema:
[...] Tacere è a nostra virtù. / Qualche nostro antenato dev'essere stato ben solo / —un grand'uomo tra idioti o un povero folle— / per insegnare ai suoi tanto silenzio. /// "I mari del sud"; Cesare Pavese


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Línea de tormenta


Tejida en columna
quebrada
sonríe ante su ripio
insolente
trepa sin remedio

como turba llega — al cruce
y sale fingiendo no saber
dónde se encuentra

Observa los silencios de la cura
en complot
sabe del vicio
peor que su golpe
enjaulado entre sales

Quiere romper cuanto sume
para verse fuera
sigue la curva del salvavidas
casi ahogada
grita

De cara a lo fatal
ineludible
se hunde con su nombre
de bandera
hecha jirones


Pie de poema:
He sent up his words, tripping over each other, crowding the narrow tube. They mounted as if into a silence of a storm. And Jukes wanted to be dismissed from the face of that odious trouble intruding on the great need of the ship. /// "Typhoon"; Joseph Conrad


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Poemas tomados de la colección “In-versiones”

D.R.Mourelle nació en Buenos Aires, en 1954.

Algunos de sus libros publicados :

El cuaderno-con-tapas-de-hule-negro ; 1994

Sporran ; 1998

Hacia lo fragmentario ; 2005

Gibson ; 2006