miércoles, 1 de julio de 2009

Xoana Vélez

Mil muertes

Toda la escritura mía mantiene intimidad con vos,
hilos invisibles, y sin embargo dorados, cuelgan de mis letras y de tus gestos.
Aún cuando no hablo así de grande es tu influencia,
y yo me mantengo con esta forma de perra doméstica
que me acota las posibilidades de otra cosa.

Nunca te pude escribir una poesía.
Pero estás, el tejido de mis palabras te supone…

Ya ves que voy improvisando una forma
para tanta sustancia.

Y sí…

Un paisaje abismal sigue en expansión pequeña mujer,
es aún posible, la variante no cesa,
el terreno se extiende por mis sentidos
y todo pasa por mí como si fuera yo un conducto,
el primer viaje en el tren Urquiza con
la poesía, que era, como el escupir un conejito
de la carta a una señorita en París.

Tus comentarios feroces impactando sobre la anarquía de la tierra fértil.

Yo y mi capacidad para el asombro en su apogeo,
Decidiendo que iba a haber besos, carne alucinante.
También el temor en aumento por cada certidumbre de maravilla,
las temporadas de indiferencia (Rebajas en el mercado de nuestra importancia),
y la vuelta a los sueños en cielos de poco transito y bombachas húmedas.

Verás, las muertes me traen cambiada…

Ya ves soy otra, y esta te escribe, amiga.
Amiga:
Seguís pesando lo que un gigante,
me darás mil muertes
en un contacto.

El terreno se extiende,
percibo el hastío,
el terremoto, la nada,
Y cuando entren
no me verán sorprendida.

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